El último de los estilos caligráficos,
también llamado cursiva o escritura loca es sin duda el más
sorprendente. Su nombre se puede entender de varias formas: bien que
es una escritura agitada como la hierba en el viento, bien que está
destinada a usos efímeros, como un borrador, como la paja. Lejos de
ser una forma estenográfica, nacida de la anterior, es un tipo de
escritura a parte entera. El trazo de los caracteres -que aparecen
fuertemente deformados, parecen formas sin constricciones aparentes,
a menudo ligados entre sí y que se alejan del cuadrado virtual-
reposa sobre formas taquigráficas tomadas de los estilos anteriores.
La lectura y la escritura de este estilo son reservadas a los
calígrafos y a los especialistas eruditos.
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